domingo, 23 de octubre de 2011

Un te quiero.

Hay muchos tipos de te quiero. Están aquellos que se vuelan con el tiempo, y también los que solo son una apariencia, otros son interesados, y otros son los que se dicen pensando que son capaces de arreglar las cosas, el famoso "le he dicho lo que quería oír."
Uno muy habitual es el que hace daño, el que no es sincero, el que es un impulso, el que te obsesiona y te derrumba. Y este es recíproco, si te han dedicado un te quiero vacío es que tu tampoco decías la verdad, es que tu no querías a esa persona lo suficiente, a lo mejor de manera inconsciente; pero ahí está lo difícil, que es darse cuenta, saber levantarse y aprender a pronunciar el verdadero te quiero, y también aprender a quién regalárselo. Porque existe el acuerdo perfecto, y porque solo hay que decir estos te quieros, que son los que llevan el significado de la palabra. Solo el que sabe amar es feliz.
Estar enamorado es mucho más que un envoltorio. Es saber quién es esa persona, con virtudes y defectos que la hacen ser quien es. Incluso te crees que la conoces tanto que a veces te impresiona algo nuevo en él o en ella, y poco a poco entiendes que esa persona es una mezcla entre costumbre y sorpresa, pero la conoces. 
Con él o con ella puedes ser tú, y eso es lo que importa.
Pasa el tiempo y te das cuenta de que no tienes porque conocer algo parecido a lo que ya conocías, sino que es posible conocer algo totalmente nuevo, incluso es posible quererlo más que cuanto ya tenías. Algo que en un instante mejora tu vida, y te invita a mirar hacia el futuro. Pero que no se nos olvide el presente, pues pronto será un pasado lleno de recuerdos que te harán sonreír.

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